Tercer Domingo de Cuaresma

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Isaías 55:1-9

La temporada de Cuaresma, usualmente la separamos para meditar, reflexionar y le dedicamos tiempo a la instrospección. La Cuaresma nos brinda también un espacio para que los creyentes practiquen la abstinencia de múltiples maneras. Los creyentes esparcidos alrededor del mundo optan por abstenerse de diversos actos, actividades, comportamientos, hábitos y disciplinas. Algunos se abstienen de comer carne, otros toman un descanso y se ausentan de las redes sociales al desconectarse de plataformas como Facebook, Instagram, Tik-Tok, Snapchat y Linked-in. Otros aprovechan esta temporada de Cuaresma para reflexionar y cultivar nuevas disciplinas y explorar prácticas que dan vida.

Este año en particular en el que celebramos esta temporada de Cuaresma es difícil no pensar en guerras, en comunidades imigrantes a las que se les niega el acceso, a los detenidos en las fronteras, asesinados, y maltratados. Es difícil no reflexionar sobre el impacto que la pandemia del coronavirus nos ha causado a todos. Los remanentes de la guerra, el odio, los muros fronterizos, las relaciones fracturadas, las divisiones, la deshumanización, las enfermedades mentales, las tierras robadas, la colonización, la esclavitud, el racismo y la minimización de las historias de las personas y el borrado intencional de las historias de las comunidades nos son de mucha carga sobre nosotros. Nos encontramos sedientos cuando el profeta llama nuestra atención en Isaías 55:1.

“Venid, todos los sedientos, venid a las aguas” (Isaías 55:1, RVR95), pronuncia el profeta. Al entrar en este tercer domingo de Cuaresma, nuestra sed aumenta. Nuestra sed de ser escuchados, comprendidos, de conectarnos, de volver a un pasado que nunca fue y nunca será, se vuelve insaciable. Sin embargo, hay una voz en el desierto que exclama: “¡Venid a las aguas!” (Isaías 55:1, RVR95). Dios a través del profeta nos llama “¡venid, comprad y comed!” (Isaías 55:1, RVR95). “¡Ustedes, sin dinero y sin pagar, comprad vino y leche!” (Isaías 55:1, NVI). ¿Cómo saciar tanta sed en un mundo tan exigente y degradante que hemos creado para nosotros mismos?

Por mucho tiempo la mujer latina nos ha servido de ejemplo de como vivir en el desorden de lo cotidiano. La Dra. Isasi Díaz escribió que “lo cotidiano se refiere a un mundo simple. Es un mundo en el que hay que cuidar minuto a minuto lo que está esparcido por la superficie” (Isasi-Díaz, 2002, p. 10). Las latinas de todo el mundo en particular y las mujeres de color en general saben muy bien cómo saciar la sed en medio de un desierto, en un paisaje aparentemente imposible, adquiriendo las necesidades básicas que sustentan la vida como el pan, el vino, el agua y la leche.

El tercer domingo de Cuaresma, en el año 2022 aunque estamos rodeados de abundancia, continuamos viviendo con una mentalidad constrictiva de escasez. Las voces de las latinas, sus luchas, su sabiduría se afloran para ayudarnos a reconocer el rostro de la VIDA misma y nos invitan a vivirla. El profeta nos llama a centrarnos en lo que importa en la vida. Pasamos nuestras vidas persiguiendo un ‘sueño’ de adquisición de ‘cosas’, de conjunto de habilidades, de acaparamiento para obtener posiciones de poder. Somos rápidos para juzgarnos y pisotearnos unos a otros con la expectativa de ser recompensados con un reconocimiento barato de “prestigio”.

“¡Oid atentamente al profeta!” (Isaías 55:1, RVR95)
2 ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan y vuestro trabajo en lo que no sacia? …¡comed de lo mejor y se deleitará vuestra alma con manjares! (Isaías 55:2-3, RVR95)
4 Yo los di por testigos a los pueblos, por maestro. 5 …llamarás a gente que no conociste y gentes que no te conocieron correrán a ti por causa de Jehová tu Dios, el Santo de Israel… (Isaías 55:4-5, RVR95)

Como personas de fe, noto que hemos olvidado nuestro llamado a atraer a las personas a Dios, al amor, la misericordia y la gracia de Dios. A lo largo de los siglos hemos estado más ocupados en perfeccionar nuestras habilidades de porteros que en construir puentes y “dar pan, agua, vino, leche” gratis a los que lo necesitan. Como personas de fe hemos desvirtuado el plan de Dios para con nosotros como pueblo de ser un faro de justicia, paz, y solidaridad. Dios nos llamó a estar en el mundo para mostrar valentía y compasión. En cambio, hemos dominado la habilidad de la apatía. Y el desierto está lleno de personas sedientas de agua, sedientas de cambio, sedientas de amor, de conexión, de comprensión. ¿Qué vamos hacer diferente? ¿Cuáles son esos espacios y estructuras que construiremos para los que tienen sed de venir y “comprar pan, agua, vino y leche sin precio” puedan encontrar lo que tanto buscan?

Les invito a quizás practicar algo diferente esta tercera semana de Cuaresma. Les invito a tener un enfoque más activo durante esta época de Cuaresma. Le invito a reflexionar en las siguientes preguntas.

  • Y si nos abstenemos de la apatía?
  • ¿Qué pasría si nos abstenemos del chisme?
  • ¿Y si nos abstenemos de mentir?
  • ¿Y si nos abstenemos de la cobardía?
  • ¿Qué pasaría si la época de Cuaresma nos invita a enfrentar nuestras tentaciones en la cara (al igual que Jesús) y en lugar de “huir” “luchamos” por lo que es correcto delante de los ojos de Dios?
  • ¿Y si luchamos por las necesidades básicas del ser humano como las de agua y pan?
  • ¿Y si luchamos por los derechos de los demás y no sólo por nuestra comodidad?

Asóciese, conéctese y trabaje en red con personas y medite sobre cómo puede ejercer coraje y mostrar compasión en este mundo. Deja que lo cotidiano (Isasi-Díaz, 2002), no las actividades triviales, banales, sino la constante, intencionada, y activa reflexión y re-reflexión de cómo el sistema afecta nuestra cotidianidad, te despierte del letargo de la apatía. Hay mucho dolor, dolor encubierto en las personas más cercanas a nosotros. ¿Qué tal si tomamos esta temporada de Cuaresma para VER y ESCUCHAR nuestro propio dolor y sufrimiento y empatizar con quienes nos rodean en lugar de enfocarnos constantemente en buscar riquezas del mundo?

¿Qué tal si la Cuaresma nos invita a un tiempo de urgencia y excelencia, de sed de justicia, de lo ético y justo ante Dios? ¿Qué tal si nos abstenemos de agradar y ser instrumentos de nuestra sociedad al dios del dinero, del orgullo, del atesoramiento, al dios de la apatía?

RESPIRE. Sí, hay mucho por hacer. No estamos llamados a hacerlo sólos. Estamos llamadas a hacerlo en comunidad. Al continuar con su travesía cuaresmal, le invito a agregar una práctica más a su disciplina o rutina, orar y cantar. Una de las prácticas que aprendí de mi abuela fue leer la Biblia, orar y cantar todas las mañanas y todas las noches. La oración y cantar Salmos en nuestra comunidad Latinx son fuentes de “agua, pan y vino” (Isaías 55:1, RVR95) que ayudan a lidiar con lo cotidiano. Cantar nos ayuda a expresar diferentes emociones y elevar esas emociones como oraciones a Dios. Cantamos cuando estamos felices. Cantamos cuando estamos tristes. Cantamos cuando tenemos miedo, incertidumbre, inseguridad. Cantamos cuando estamos enfermos. Las letras de himnos, canciones y coritos nos acompañan en nuestro caminar de fe. Les invito a que esta semana nos tomemos el tiempo para cantar nuestros himnos o canciones favoritas.

Para efectos de este devocional, comparto el siguiente cántico y oración final. La canción es una canción popular que aprendí durante el ministerio del campamento de verano. El cántico nos habla de nuestro llamado de parte de Dios a ser ejemplos del amor, la justicia, la paz, la misericordia y la gracia de Dios en este mundo. La oración del libro, “Guerrillas of Grace:Prayers for the Battle” (Lodder, 1981, p.73), nos recuerda nuestra mortalidad y humanidad con la esperanza y seguridad de la presencia inquebrantable, el amor, la promesa y el compromiso de Dios para nosotros como pueblo de Dios.

Vayan, reflexionen, mediten, alaben, oren y canten. Que sus meditaciones y reflexiones te despierten de un sueño de apatía y te lleven por el camino del coraje y la compasión. Mientras reflexiono, y espero que ustedes también en el pasaje de Isaías, me viene a la mente el siguiente corito:

“Somos el pueblo de Dios”

Somos el pueblo de Dios
Somos un pueblo especial
Llamados para anunciar las virtudes de Aquel
Que nos llamo a su luz

Somos el pueblo de Dios
Su sangre nos redimió
Y su espíritu dio para darnos poder
Y ser testigos de El

Y llevaremos su gloria a cada pueblo y nación

Trayéndoles esperanza y nuevas de salvación
Y su amor nos impulsa
No nos podemos callar
Anunciaremos al mundo de su amor y verdad

Oremos:

A veces parece ser demasiado

A veces, Señor, parece ser demasiado:
demasiada violencia, demasiado miedo;
demasiadas exigencias y problemas;
demasiados sueños rotos y vidas rotas;
demasiadas guerras y barrios pobres y mucha muerte;
demasiada codicia y gordura blanda y los sonidos de las personas devorándose unos a otros y a la tierra;
demasiada rutinas rancias y peleas, facturas sin pagar y callejones sin salida;
demasiadas palabras lanzadas para explotar y dejar corazones destrozados y almas laceradas;
demasiado de espaldas vueltas y silencio amarillo, rabia roja y sabor amargo de ceniza en mi boca
A veces el mismo aire parece quemado por las amenazas y el rechazo y la decadencia hasta que no queda más que inhalar dolor y exhalar confusión.
Demasiada oscuridad, Señor, demasiada crueldad y egoísmo e indiferencia…
Demasiado, Señor, demasiado, demasiado sangriento, magullado, demasiado lavado de cerebro.

¿O es demasiado poco, demasiado poco de compasión, demasiado poco de coraje, de audacia, de persistencia, de sacrificio; muy poca música, risas y celebración?

Oh Dios, haz de mí alimento para estos tiempos de hambre, alimento para mis hermanos y hermanas
que tienen hambre de alegría y esperan que, siendo pan para ellos, yo también pueda ser alimentado y saciarme.

Amén.


Referencias:

Isasi-Díaz, A. M. (2002). Lo Cotidiano: A Key Element of Mujerista Theology. Journal of Hispanic / Latino Theology, 10(1), 5-17. https://repository.usfca.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1026&context=jhlt

Lodder, T. (1981). Guerrillas of Grace:Prayers for the Battle. Augsburg Books.


La Rev. Ruth-Aimée Belonni-Rosario Govens es una sierva de Dios comprometida con el ministerio educativo. Durante más de 15 años, Ruth-Aimée se ha dedicado a la educación superior, específicamente como administradora en seminarios donde ha visto los efectos transformadores de la educación teológica en estudiantes que han seguido su llamado al ministerio. Está orgullosa de su trabajo en el desarrollo de estrategias estudiantiles e institucionales que han creado entornos acogedores y seguros que mejoran el potencial y la capacidad de los estudiantes para ministrar y participar activamente en el mundo. También ha servido a la PCUSA en muchas capacidades, desde el ministerio congregacional hasta el nivel nacional, participando en múltiples comités. Ella es anciana docente ordenada (Ministra de la Palabra y los Sacramentos) en la PCUSA. Ha escrito varios artículos y presentado en varios eventos como panelista, dirigiendo talleres y facilitando conversaciones. La Rev. Ruth-Aimée está felizmente casada con el Dr. Gordon A. Govens. Ambos son entretenidos por sus dos perros, Bootsy Collins (Gran Danés) y Fred Sanford (Rat Terrier). Le gusta la playa, los deportes, aprender sobre vino con su pareja y pasar tiempo de calidad con su familia y amigos.

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